Las complicaciones agudas son las más fáciles de controlar y las que menos preocupan a las personas que las padecen. Estas serían sufrir un cuadro de hipoglucemia, o por el contrario un cuadro de hiperglucemia.
Las complicaciones crónicas son las más graves y las que más preocupan a los pacientes. Este tipo de complicaciones se deben a un mal control glucémico, ya que una elevada cantidad de glucosa en sangre va a provocar que se creen taponamientos en los vasos sanguíneos lo que dificultará la llegada de la sangre y el aporte de oxígeno y nutrientes a los órganos. Como es lógico los vasos pequeños serán los que antes se obstruirán por lo que ante un mal control de la glucemia las primeras complicaciones que van a aparecer son las complicaciones microvasculares. Estas serían:
- Retinopatía diabética: que consiste en la afectación ocular que en los peores caos puede llegar a producir ceguera.
- Nefropatía diabética: es la afectación de los riñones que va a llevar a una insuficiencia renal.
- Neuropatía diabética: es el daño de los nervios, lo que va a provocar dolor en las pernas, sensación de hormigueo, problemas musculares, etc.
Por otra parte también se pueden provocar complicaciones macrovasculares, que son las que afectan a los vasos sanguíneos más grandes, y entre ellas nos podemos encontrar con:
- Mala irrigación de la sangre.
- Infarto de corazón.
- Infarto cerebral.
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